El cierre del corcho es el cierre clásico que domina la cultura europea y la viticultura tradicional. De momento, es imprescindible para los vinos crianzas, reservas, grandes reservas y de autor, y aún no se ha encontrado un material capaz de sustituirlo. Es el más generalizado en el mercado mundial del vino.
El aprovechamiento industrial del corcho a gran escala se comenzó a hacer en el último cuarto del siglo XVIII, estimulado por el uso creciente de los recipientes de vidrio para el envasado individual de vino en pequeñas cantidades.
El corcho es un material leve, impermeable a líquidos y gases, elástico, aislante térmico y acústico, muy resistente a la fricción, flexible y capaz de comprimirse.
Detrás de Portugal, España es el segundo productor mundial de corcho con una producción anual en torno a los 3.000 millones de tapones, de los que exporta prácticamente la mitad. Según la iniciativa “Cork”, el porcentaje actual del uso de tapones en corcho a nivel mundial sería de entorno al 70%, del cual un 18% estaría formado por tapones de rosca y 12% los sintéticos.
Progresivamente, se está introduciendo en el mercado español el cierre hermético de rosca, también conocido como tipo “Stelvin”. Este cierre, es utilizado, sobre todo, en vinos del año o cosecheros. Difundido por los vinos australianos, ha alcanzado un gran éxito en los mercados europeos. Su peculiaridad reside en que permite el consumo del contenido en sucesivas ocasiones. Es por ello que también es frecuentemente demandado en el sector de la hostelería. Se trata de un tipo de cierre más económico que el corcho y su uso está muy condicionado por las costumbres del mercado.
El tercer elemento utilizado para cerrar las botellas de vino son los tapones sintéticos. Su principal virtud frente al corcho, según explican los fabricantes de este tipo de tapones, es que es totalmente neutro. El corcho, al ser un producto natural, está expuesto a contaminación ambiental y, por lo tanto, es necesario efectuar una cuidada selección.
Lo que parece claro es que los tapones sintéticos poco pueden hacer frente a los tapones de corcho de gama alta, aunque si pueden llegar a superar un corcho de baja calidad.
Existen herramientas especializadas en extracción de aire, como la bomba de vacío o el inyector de gas inerte, para ayudar a almacenar el vino sobrante. Estas herramientas se utilizan para succionar el aire de la botella minimizando el proceso de oxidación.
Aunque hoy en día prácticamente todos los taponados son perfectos, al quitar la cápsula y mirar el corcho desde arriba, podemos observar si han existido o no defectos en el taponado. Algunas comprobaciones podrían ser: