El vino ha formado tradicionalmente parte de la dieta mediterránea, como recoge la Ley de la Viña y el Vino de 2003.
Está comprobado que beber vino en cantidades moderadas y acompañando a las comidas tiene efectos saludables en nuestra salud. Sin embargo, cuando este consumo sobrepasa la moderación, puede causar daños severos en los individuos.
Relacionado con nuestra cultura, historia y tradición desde hace mucho tiempo, su consumo moderado dentro de una dieta equilibrada aporta aspectos saludables a nuestra salud.
La influencia del alcohol en nuestro cuerpo tiene muchas variables, dependiendo de nuestro tamaño, complexión, salud, metabolismo y otras características de la ingesta, como la cantidad, el momento y la situación, por lo que es muy difícil prever las consecuencias que va a producir en nuestro cuerpo.
El alcohol que consumimos es absorbido rápidamente a través del estómago e intestino hacia el flujo sanguíneo. El nivel de alcohol en la sangre depende de dos factores: de la cantidad consumida y de la que nuestro cuerpo es capaz de descomponer mediante el hígado.
Queremos promover el consumo responsable, ligado a la calidad, y la degustación, único disfrute real y completo del vino.