Cada vez es más difícil encontrar vinos defectuosos y la mayor parte de los defectos se detecta fácilmente gracias a la vista y al olfato. Los defectos más característicos son:
- Olor a corcho.
El vino tiene un olor similar al del cartón mojado, a moho. Si se mueve la copa y se espera un poco, el olor se hará más evidente en caso de existir.
- Acidez volátil.
Comúnmente conocido como vino “avinagrado” o “picado”. Olfativamente es fácil de identificar por el olor a vinagre, semejante al esmalte de uñas.
- Vino oxidado.
Así llamados porque un contacto excesivo con el oxígeno ha perjudicado su calidad gustativa.
- Vino azufrado y reducido (sulfuroso).
El anhídrido sulfuroso les da un olor acre, semejante al de una cerilla cuando se enciende; produce una sensación de sequedad y de picor.
- Ácido sulfhídrico.
Les da un olor a huevo podrido y a vegetales en descomposición, con los sabores correspondientes.
- Segunda fermentación.
Apariencia turbia y burbujas en vinos en los que no se corresponde; es decir, que no son espumosos.